Desinfectar las calles para combatir el coronavirus: las dudas sobre su eficacia
Hace días que ya no nos sorprenden las imágenes de los efectivos de limpieza enfundados en monos de protección, con mascarillas y guantes, fumigando las calles de nuestras ciudades con desinfectantes para acabar con los posibles restos de coronavirus en el mobiliario urbano y en las zonas comunes.
El Ministerio de Sanidad de España recomienda esta práctica, en la misma línea de lo que hicieron las autoridades de Wuhan (China) o de Corea del Sur, como medida para contener la propagación del Covid-19 en las urbes.
El protocolo difundido el pasado 17 de marzo considera la limpieza viaria de especial importancia en la eliminación de la carga viral que puedan contener las vías públicas de los municipios. También recomienda la aplicación de un procedimiento de limpieza y desinfección que contemple el barrido y el baldeo de las de vías públicas, la desinfección de espacios sensibles con hipoclorito sódico y la desinfección de superficies del mobiliario urbano.
Sin embargo, aunque en Francia —que ya acumula más de 52.128 casos y 3.523 fallecidos— muchas localidades están desinfectando sus espacios públicos, hay voces que piden no utilizar productos blanqueantes (derivados del cloro como el hipoclorito de sodio, conocido como lejía) por el impacto que estos pueden tener en el medio ambiente y su eficacia no demostrada para combatir al coronavirus.
El diario francés Le Monde recoge la opinión del delegado de la región Nueva Aquitania, Fabienne Buccio, quien explica que la desinfección no siempre ha sido efectiva para derrotar al virus y podría tener consecuencias para el medio ambiente. En Francia, los productos utilizados son de diferentes tipos (desinfectantes, bactericidas y fungicidas) y la mayoría de las veces se basan en lejía diluida en agua. En China, las autoridades han utilizado desinfectantes domésticos del mismo tipo, pero no todos han sido identificados.
Según el doctor Daniel Habold, director de Salud Pública del centro regional de la Salud Nouvelle-Aquitaine (ARS), la limpieza masiva de las calles, esencial en tiempos normales, debe continuar en la situación actual, pero lo que no debe es basarse en productos de procedentes de la lejía, ya que no se ha demostrado su utilidad para acabar con la carga viral en lugares públicos.
“La limpieza ya la realizan los supermercados a través de la limpieza de los pasillos, los carritos de la compra y de un cierto número de otras cosas. Después, si llegan tan lejos como para limpiar el parking, no voy a emitir una opinión médica al respecto (...) Preferiría que separemos a las personas unas de otras en lugar de limpiarlas", afirma Habold.
Y agrega que la prohibición establecida en 1942 de escupir en suelo (y aún vigente en la actualidad) se impuso para evitar la transmisión de enfermedades como la tuberculosis y la efectividad de la medida tampoco ha sido probado hasta la fecha.
El delegado de la región de Nueva Aquitania también apoya su negativa y subraya el problema que supone para el medioambiente: "El uso de productos como lejía u otros derivados para limpiar las calles o la entrada de las tiendas cuando no es útil, es más tóxico que cualquier otra cosa para el medio ambiente y también para las personas que inhalan el hedor de estos productos".
Un argumento por tanto defendido por el instituto ARS, que, además de dirigir y desarrollar políticas de salud pública en las regiones de Francia, tiene la misión de garantizar la protección del medio ambiente. "No tengo ningún argumento de salud pública para aprobar esta medida, al contrario", señala Daniel Habold.
Buccio también se basa en las instrucciones que han sido impartidas a nivel nacional por el Ministerio de Salud y por "todos los ministerios": la de "disuadir vehementemente a los alcaldes de utilizar este tipo de medidas". El Consejo Superior de Salud Pública fue consultado por el Gobierno francés, sobre este tema el pasado 26 de marzo y su opinión se espera en los próximos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario